¿Os habéis fijado que los maniquíes nunca sonríen? También les ocurre a los de carne y hueso. En las pasarelas Andan cual autómatas y llevan como una máscara que da pena.
Se que los que están en los grandes almacenes desean escapar, pero no se atreven y, por eso, ALGUNOS, disimuladamente, lloran.